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Llegó y pasó el verano. Anduve por tierras andaluzas, dónde, dejé pasar la oportunidad de conocer a algunos bloggeros/as; cosa que me apena. Málaga, entre otras cosas, tiene un vino dulce demasiado goloso, un calor que invita al tinto de verano y unas mujeres que hacen temblar la tierra (y ante el peligro que se te derrame el mini, acabas ebrio). Llegué hasta Gibraltar, dónde, aunque amenazaban lluvias, hizo un sol espléndido que ayudó a superar el mal trago de encontrarnos con el teleférico cerrado debido al viento; el alcohol y el tabaco fueron nuestros regalos. Para finalizar la aventura de 9 días, acabé embadurnándome de barro en Tarifa y disfrutando hasta el amanecer del techno en El Palmar.

Desde entonces que no hago más que soñar, bueno, miento, esta noche, no he soñado. Por fin, esta noche, he descansado como un niño. Lo malo, es que como siempre, me ha despertado el estar disfrazado de adulto. En cuanto a los sueños decir que han sido placenteros, no por el contenido, sino por la novedad... pues hacía bastante tiempo que repetía los mismos sueños una y otra vez. Síntesis de los sueños nuevos:
sueño1- Coger otro camino e ir cayendo poco a poco, luego sin nervios, pues consciente que podía salir, voy subiendo hasta llegar a un hueco de claridad, cuando llego, me encuentro que me separa un cristal dónde hay agua, cuando llego al nivel, me despierto.
sueño2- Voy en el coche de mi madre, con un chica que no hace mucho conocí, se estropea el coche. Paro en un pueblo, entro en una tienda de cestas de mimbre para pedir ayuda y la dependiente me empieza a regalar cosas, hasta que no decido firmemente salir de la tienda, no me despierto (llegué tarde al curro).

En fin, este fin de semana, subimos a la Pica d'Estats a pasar allí el sábado y el domingo. Hubo risas, no-risas, una vaca feroz y derroches de cansancio. Eso sí, como 'machotes' que somos, nos bañamos en uno de los lagos; y el agua estaba fría, fría.


Al final no he contado, lo que quería contar. Mierda! Bueno, a ver si antes del viernes hago lo correcto.


Xavier
arrancando

Todo iba bien, una conversación entretenida, unas risas... vamos, todo bajo control. Los puntos peligrosos eran sus ojos color miel de mirada tierna y sus caderas de potrillo salvaje; pero esto ya lo sabía, otras veces, había perdido la noción del tiempo, el norte y la vida, tan solo por fijarme. No, esta vez no iba a pasar, lo tenía todo controlado. Cuando la miraba a los ojos, no lo hacía directamente a la pupila, ni siquera al iris, sino más allá, en la frontera con la córnea. Repasaba la anatomia del ojo mentalmente y así, conseguía no caer embobado ante el embrujo de su mirada. Con las caderas pasaba casi lo mismo, me fijaba en la parte alta, y rápidamente me imaginaba cómo sería la manera de caminar con la cadera rota; la verdad, que todo esto ha estado funcionando, y sigue funcionando. Pero el otro día, todo se torció; me dejo fuera de juego. Cuando yo creí tener la situación controlada, con la esperanza de poder salir de aquello como un hombre, me tumbó de un gancho que no ví venir. Seguiamos hablando y ella se acercó las manos a su melena que llevaba recogida (como siempre) y se quitó la goma del pelo, yo pensé que sería cuestión de 2 minutos; otras veces ya había pasado. Pero me equivoqué, se quitó la goma y dejó que su pelo se extendiera hacia sus hombros.. esa cortina de seda color azabache me dejó fuera de lugar, cómo otras veces habían hecho sus ojos, o sus caderas. Otra vez, salí de allí siendo un pobre diablo abatido por sus encantos.


Xavier
y se soltó el pelo

Las gotas de agua van golpeando los toldos de las tiendas de al lado de mi calle, los coches abordan el asfalto emulando a Moisés en su huída a Egipto y yo de mientras no hago más que garabatear una figura todavía no definida. Los relojes de mi casa parecen extraños al ritmo de las paredes, un tono grisáceo se ha apoderado de los muebles del comedor y la impoluta botella de Moskovskaya se presenta ante mí como vieja y desalmada. La nevera, donde reside de forma desahuciada el cartón de leche, zumba ligeramente y un olor agrio, mezcla de lejía y vinagre, inundan la cocina. En el congelador reposan, cómo antiguas tumbas de grandes guerreros esperando a ser descubiertas, unas bolsas de hielo. Cerca del fregadero, en un escurridor de plástico ya castigado por los años, un vaso de cristal sufre con tristeza mi poca habilidad para hallar el quinto elemento. Sí, se adivina, todavía no he encontrado Kalhúa.

Xavier
ese White Russian que me desespera

Si cuando se abre una flor,
al olor de la flor,
se le olvida la flor.

Serrat, el único


Ya hace unos días, y no fué sólo uno, discutía con Molokotón sobre el significado del párrafo en cuestión...

Aquí creo yo que le hace una crítica a la madre, que a esta no le hace ni puta gracia que la niña ande con el tiparraco en cuestión. Para mí le está diciendo que ella es una 'mujer' que precisamente en el momento de hacerse 'mujer' su alma de mujer dejó a un lado el sentimiento de querer ser 'mujer'.

Es decir, entiende que la madre cuando fué chiquilla coqueteaba y se hacía sentir deseada como lo hacen todas (o la mayoría) las mujeres de este planeta; luego cuando conseguido los objetivos (totales o parciales) fué cuando cómo por olvido dejó de ser aquella muchachita para convertirse en esa mujer que no deja abrir las alas en plenitud a su hija.

Lo que él dijo, que lo repita si quiere, si es que dijo algo! :-P

¿Y tú? ¿Tú que crees que dice?



Xavier
el olor bien, la flor también también

Hacía tiempo que no oía expresiones como la del viernes pasado en el paseo marítimo de Valencia… caminábamos tranquilamente a lo largo de las paraditas que habían en el paseo cuando entremedio de ellas vimos a un chico pintando cuadros con 'graffiti'. Hasta aquí bien, nos paramos, echamos un vistazo a lo que pintaba y de repente nos asaltó una voz chillona de una chavala con su pareja… decía tal que así:

¡Estos muertos de hambre! ¡Estos vienen a España a comer! ¡Gentuza! ¡España se nos está llenando de gentuza!

En fin, pensé que iba a ser un incidente aislado, pero lo cierto es que el broche lo pusieron otro par de personajillos, esta vez sin embargo, uno de ellos rondaría los 75 y el otro unos 60. El más joven estaba tomándose un café solo en la terraza de un Kebab, en eso que llega su amigo más mayor y empiezan a entablar una conversación. Para darles más vidilla en aquel momento pasaron una pareja de homosexuales cogidos de la mano… y tachán, el más mayor de los dos empieza a vociferar: '¡Mira esos! ¡Mira esos!' En esto que el más joven responde: '¡Esos son de Zapatero!'.

Pero bueno, decir que Valencia tiene un barrio antiguo donde se reune gente normal y corriente. Dónde la gente convive sin mirar clases sociales, raciales, ni tu condición sexual o religiosa. A mí, todo aquello me gustó, se quedó un poco corto, pues solamente estuvimos 48 horas exactas con los pies en tierras valencianas. Bueno, no es verdad, el domingo por la mañana para acabar la noche del sábado entramos en un after (redefinición del after) lésbico y no me gustó. Sí que debo admitir que a primera hora cuando habían dos princesas dándose lenguetazos disfrutamos todos los asistentes, pero cuando ya no era así.. a mí, me entraron los prejuicios y no me encontré a gusto en el lugar. Es algo que debo revisar en mi interior.

Mientras, la nevera se va vaciando de quintos y los ingredientes para el white russian se resisten pero sé que en algún lugar están esperándome…


Xavier
august knocking on my door

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