Hace un rato he llegado de una boda. Sí, una boda. Me ha encantado la boda; se casaban unos amigos, uno de aquí y ella del País Vasco. La celebración ha tenido lugar en la ermita de Sant Iscle, una ermita pequeñita y acogedora enmedio del monte, en el Parc de Collserola. Yo he ido allí a llevar unas cervezas y unos refrigerios para los asistentes.. como siempre, han faltado cervezas y han sobrado caca-colas (¡normal!). Acorde al evento vestía una chaquetilla de traje para no desentonar y/o llamar la atención... bueno, al menos no más que con el tema del chiringuito. Pues me he llevado un par de neveritas con hielo (gracias Markitus, me ha ido de perlas) y una bolsa de esas térmicas. Y parecía más bien un vendedor ambulante de las playas... Tengo agua, cerveza, caca-colaaa.. Pero bueno, no me puedo quejar... es más, entre medio de los aplausos y de los '¡Viva los novios!' se ha oído algún vitoreo por el barman, useasé yo mismo, y hasta me han dedicado un aplauso. Claro, se han acabado las cervezas. Eso sí, yo rojo como un tomate, pero sacando pecho.
Pues justo después de unirlos en la iglesia, con cura y todo, han salido, hemos tirado arroz, y después se ha hecho el silencio, pues se ha bailado el Aurresku... ha sido emocionante, pues cómo comentaba con uno de los asistentes:
- ¡Joder! no veas con esto no?
- Yo en otra vida debí de ser vasco, porque veo a estos tipos y me emociono.
La verdad es que la boda, me ha gustado mucho, y desde aquí les quería decir a Toro y a Bea:
no ha sido una boda más
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