Le dije "Ven! Rápido que te van a ver!", y ella corrió veloz hacia mí, cuando estuvo a una distancia aproximada de un metro se frenó por unos segundos, dirigió su mirada a mis manos y acto seguido se abalanzó sobre mi cuerpo. Yo la agarré fuerte entre mis brazos, deseé no tener que soltarla por nada en el mundo. Pero notaba la presencia de ellos, así que sin perder más tiempo, la separé unos centímetros de mi cuerpo, la besé en los labios y la lanzé a los guardias. Grité "¡Retirádla de mi vista!", en ese momento no entendía que estaba haciendo lo necesario.
Xavier
sin despeinarse
sin despeinarse
Labels: fuego y sangre
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