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Se giró, se paró y me sonrió.

Ayer cuando acabé de currar, cogí el ascensor y bajé hasta la entrada del edificio de las oficinas de mi empresa; por cierto, pedazo de edificio feo, situado en medio de la Gran Vía de Barcelona donde hay un cierto aire romántico en todo el paseo hasta que llegas a la altura de mi empresa, entonces se entremezcla un estilo como moderno y comunista, moderno porque tiene cuatro filas de ventanas con cristales dorados que recorren de manera vertical el edificio completamente , comunista porque a los lados de las filas de cristaleras sobresalen cinco barrigas rectangulares de cemento con la forma del triángulo de pitágoras, pero en feo. Total, que al llegar a la planta baja y salir del ascensor estaba en la recepción del edificio, desde el ascensor hasta la primera puerta de la salida hay unos seis metros. Justo ella estaba abriendo la primera puerta de la salida, es que hay dos, pues eso, la primera, pero debió oir el griterío, pues bajaba con los compañeros de la faena, y se giró. Yo, desde que empecé a utilizar el desodorante saludo a todo el mundo que me mira, ya sea por que me conocen o por curiosidad. Así que se cruzaron nuestras miradas y automáticamente mi boca dejó escapar una sonrisa y mi cabeza se sacudió mostrando un saludo, todo acompasado con un ligero levantar el brazo y mover todos los dedos de mi mano menos el pulgar. Ella entonces, que simplemente se había girado por unos segundos para ver que era aquel griterío, volvió a dirigir su mirada hacia la primera puerta de salida. Luego, para mi sorpresa, se paró un segundo en su camino hacia la calle y volvió a girarse, me miró, bueno más bien me inspeccionó para ver si le sonaba de algo, todo esto con una sonrisa en los labios, pero cuando cayó en la cuenta que no nos conocíamos de nada borró de su carita aquella maravilla y siguió hacia adelante. Yo, recibí un pequeño empujón de entre los compañeros dirigí la mirada hacia ellos y cuando volví a mirar hacia la puerta ya no estaba. Había desaparecido entre la primera y la segunda puerta de salida.




con Joan Jett & Sex Pistols en las orejillas

Xavier
quien tiene una sonrisa, tiene un tesoro,
y yo quiero ser pirata (véase blog vacío)

4 Comments:

  1. Anónimo said...
    Gracias por la publicidad, al final te tendré que pagar y todo.
    Anónimo said...
    Jeje, la historia que narras la vivo casi a diario. Unas veces soy yo quien mira, saluda y busca algo de complicidad en la otra persona. Y otras veces soy yo el vislumbrado (vale, rara vez pero alguna hay). Aunque en esos casos se me sube el ego por las nubes, pongo cara de engreído cabrón y sigo a mi rollo (más que nada porque nunca me ha pasado ninguna vez que no tuviese otra cosa entre manos mejor que ligar). También es cierto que no atino a qué decir en estos casos, cómo tratar de mantener una conversación medio cuerda y no un relato de besugos.

    Por cierto, consejo: la salida del curro no es buen lugar para ligues, más que nada porque casi todo el mundo tiene unas ganas locas de salir de un edificio tan feo.
    Anónimo said...
    Yo en estos caso intento adivinar cuál sería su nombre.
    ¿Tú qué nombre le pondrías?
    Xavier said...
    vacío:
    tal vez precisamente como es a la salida... vaya bien para apuntarse a echar un cafelito o lo que fuere, es la excusa perfecta

    milenita guapa:
    yo le pondría Meritxell... mmmmhh creo que sí, es Meritxell.

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