Te conozco alegre y reducido. Las semanas pasan y cada vez te veo más confundido. Tu mirada suele perderse entre los pájaros y los soles de esas preciosas criaturas. Decidido te enfundas los pantalones de pana gastados. Tus pies calzan algo a caballo entre unas deportivas y unos zapatos. Siempre escondido tras un color marrón pastel. Traes los ojos vidriosos y rojos de las hierbas santas. Me aventuro a creer que te evades del peso de la realidad. No te veo disfrutar de la noche, ni de nada últimamente. Espero verte dentro de poco y tomarnos unas cervezas. Si no es conmigo, que alguien me lo cuente. Por lo menos sabré que sigues vivo. A mí, ya no me queda ni memoria. Serán estas fechas odiosas vestidas de frío que me rasgan el envoltorio de los sentimientos. Busco el casete de Los Ramones, enciendo un leño, apago la luz y me siento frente al balcón mirando a la farola del otro lado de la calle. Siempre hay algo bueno por venir, sólo hay que esperar.
te doy la bienvenida
Labels: fuego y sangre
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